Desde el año 2009 se inició el programa NHR (Non Habitual Resident) para residentes no habituales en Portugal, mantenido tanto por gobiernos socialistas (como el actual) como por gobiernos conservadores.

Nuestros vecinos portugueses están convirtiendo su país en un lugar atractivo para establecer la residencia fiscal para personas con un nivel adquisitivo alto y grandes patrimonios.

El programa NHR tiene una duración de 10 años para aquellos sujetos pasivos que trasladen su residencia fiscal a Portugal. Los requisitos principales son:

    • No haber sido residente fiscal en Portugal en los 5 años anteriores.
    • Hacerse residente fiscal en Portugal (permanecer más de 183 días).
    • Si se ha residido un periodo inferior, se cumpliría estando en posesión de una vivienda o bien un alquiler de 12 meses a 31 de diciembre. Con ello se crearía la presunción de establecer y mantener la misma como vivienda habitual.
    • Aplicar el NHR desde el momento en el que se adquiera la residencia fiscal en Portugal o bien a partir del 31 de marzo del año siguiente al que se convierte en residente fiscal en Portugal a los efectos de la normativa portuguesa.

Como ventajas significativas de este régimen podemos destacar:

    • La exención casi en la práctica totalidad de rentas de fuente extranjera.
    • Tipo fijo del 20% (“tax flat rate”) para determinados ingresos de fuente portuguesa
    • Exención en el Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones
    • No existe el Impuesto sobre el Patrimonio
    • Remisión gratuita de fondos a Portugal.
    • Ser residente en un país fiscal incluido dentro de la “lista blanca” de la UE con una amplia red de convenios de doble imposición firmados.

Con todo lo anterior, no es de extrañar que grandes patrimonios y rostros muy conocidos se hayan mudado al “país vecino”. Este efecto llamada ha encendido las alarmas en el fisco español. Nos consta que la Administración Tributaria española está comprobando la realidad del traslado de la residencia fiscal a Portugal de contribuyentes españoles.

Ante el infierno fiscal actual que se vive en España (por obra y gracia del dúo Montoro y Montero,) no es de extrañar que el español busque refugio en el “paraíso portugués”. Por ello, en lugar de tratar de amedrentar e infundir miedo al contribuyente con inspecciones y comprobaciones, señores políticos tomen nota de nuestros vecinos, e implementen medidas similares que atraigan la inversión y la riqueza a “nuestro paraíso”. En calidad de vida y en gastronomía aun no nos ganan los portugueses, aunque en el ámbito tributario sí y por goleada.

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